Si vas a Candás, tráeme un...

Leyendo el comentario de las 23,44 al escrito de la moderadora del sábado 18 me doy cuenta de, que ciertos energúmenos se dedican permanentemente a competir con su ignorancia con obstinada insensatez, y un analfabetismo propio de los despelotados con el hueso en la nariz de la era de Cromagnón, y a buen seguro, que después soltar la tontería del día, la releen una y otra vez, recreándose en su estupidez y sintiéndose un futuro premio Príncipe de las letras, o, un serio competidor de Gustavo Bueno.
Presiento que nunca seré capaz de asimilar tanta ignorancia humana.
En este caso, tengo muchas dudas pues el anónimo habla de… “dejar el conceyu a les vecines” por ello intuyo su condición femenina, que no tiene mayor importancia, si tenemos en cuenta, que sentirse los dueños y señores del palacio no tiene sexo. Tan capullo puede ser una pitufina, como una pitufin.
No es muy difícil adivinar quienes pueden ser los cuatro “babayos” que nos quieren joder a todos, o que solo quieren joder la calenturienta mente del escritor, o escritora anónimo, así pues, imagino su desazón cuando se da cuenta, que son muchos votantes, demasiados votantes para tragárselos, para comérselos a todos de golpe. Comprendo perfectamente, porque tienen que existir tontos o tontas en nuestro mundo actual. Sin ellos estaríamos perdidos, pues son absolutamente necesarios y a de más son criaturas de Dios, por eso, no es cosa de pasarlos por el crematorio, lo dejaremos para quienes históricamente lo han hecho, y que hoy, son el ejemplo que sigue este estereotipo de neandertales, y si encima son xenófobos de los nuestros, de los de aquí, envidiosos y congénitamente estúpidos, que quieren que les cuente.
-¡¡Fuera coreanos¡¡ dice el angelito, -o la angelita que para el caso es lo mismo-
Pues mira, o mirar majetes, este que os escribe hoy -sin acritud- también es “coreano” y también sabe y puede opinar, lo mismo que cualquier zoquete esplendoroso y bien cebado, de esos que decoran un resbaladizo paisaje de raspas de sardinas, a la vez que interpretan su papel sin ser conscientes de lo capullos que pueden llegar ha ser, cuestión esta, que por desgracia ocurre con demasiada frecuencia.
Lo de tontos no es que me preocupe mucho. Pero un aprendiz de xenófobo, ya es otra cosa. Son parecidos a las escopetas: los carga el diablo. Por eso, queridos míos, os escribo este cariñoso comentario -sin acritud- para evitar, que una importante seña de identidad muy común entre los candasinos de puro salitre, se vaya a tomar por el culo.
No defiendo al alcalde, -sabéis de sobra que paso de políticos- defiendo a la persona, a cualquier persona, a la que un grupo de perversos analfabetos pueda humillar en su tierra. En su pueblo.
Espero que algún día, vuestros hijos y nietos olviden que de niños, jugaban con otros niños “coreanos”.
Os garantizo que los míos hace ya mucho tiempo que lo han hecho, por lo que me siento doblemente orgulloso. Por ellos, y por mi condición de “coreano” desde hace sesenta y cuatro años.
Enrique González un vecino de Carreño.