La política de “ni comer, ni dejar que los demás coman”

El pasado 12 de Agosto pusimos un post sobre el lamentable estado de la “casa de Lastra”. Ayer El Comercio recogía esta noticia (nos agrada saber que nos adelantamos incluso a la prensa).

Por lo que leemos en El Comercio, la política de nuestro ayuntamiento es la de “ni comer, ni dejar comer”. Lo explico brevemente:
- Instan al propietario para que arregle los desperfectos en evitación de accidentes.
- El propietario quiere aprovechar para hacer una reforma completa.
- El ayuntamiento dice que no porque la casa adquiriría más valor y, como parece ser, van a expropiarla pues el precio de la expropiación subiría.

¿Alguien entiende algo?. Si es así que nos lo explique porque nos hemos quedado a cuadros.

Yo lo único que veo aquí son intereses ocultos de “alguien” que “ni quiere comer, ni quiere que los demás lo hagan”. Triste política la de estos señores.

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Urbanismo en tierra de nadie
La ruina de una casa de Candás afectada por normas contradictorias pone de manifiesto la urgencia de la aprobación del plan general.

Por un lado, se prevé su desaparición y, por otro, se requiere a la propiedad que acometa una rehabilitación. Se trata de la situación de la popularmente conocida como 'casa de Lastra', situada en la calle de Bernardo Alfageme, en una de las entradas a Candás. El estado de ruina de esta vivienda -de gran valor estético, pero sin catalogar- se puso de manifiesto hace un mes, cuando, debido a la inestabilidad de la fachada, la Policía Local tuvo que colocar una cinta para impedir el paso por la acera ante el peligro que corren los viandantes.

A raíz del deterioro, salió a la luz la peculiar situación de esta casa, de la que informó el arquitecto municipal. Por una parte, el edificio y la parcela se encuentran incluidos en una unidad de ejecución dentro del planeamiento urbano en vigor, en cuya ordenación, que sólo estaba «esbozada», se prevé el derribo.

Pero, posteriormente, se inició una modificación en esa unidad de ejecución, que llegó a contar con aprobación provisional, en la que se preservaba el edificio. Unos cambios que nunca se llegaron a ratificar de forma definitiva. Todo un galimatías.