NOTA DE PRENSA
La Coordinadora Ecoloxista ha solicitado al Principado que
retire las autorizaciones para la quema de residuos en la cementera de
Aboño, de acuerdo a las numerosas
sentencias que están tumbando las autorizaciones concedidas para estas quemas,
por su impacto sobre la salud de los colindantes. Un ejemplo fue Sentencia nº 1410, de la Sala de lo
Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla
y León anulando la autorización
ambiental de la fábrica de cemento de La Robla (León) otorgadas a Sociedad
Anónima Tudela Veguín por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de
Castilla y León.
Hay que recordar que el Principado autoriza a la misma
empresa a quemar desde el año miles de toneladas de residuos, en los últimos
años 20.000 y ahora pretende aumentar hasta las 85.000 toneladas de residuos
diversos para quemar en la cementera. Sin atender nuestras denuncias y
alegaciones.
Hasta ahora tiene autorizado la quema de los siguientes
residuos:
- Neumáticos fuera de uso desde el año 2008.
- Residuos pesados de fragmentación de vehículos,
fundamentalmente plásticos de automóviles, con un contenido significativo en
cloro desde el año 2012.
- Residuos domésticos y residuos asimilables generados en
comercios, industrias e instituciones, sin determinar cuales pueden ser desde
el año 2012.
Hay que recordar que Carreño es el concejo con el aire mas
contaminado de Asturias donde viven miles de personas a su alrededor, a pesar
de ello el Principado permite la quema de los residuos despreciando el impacto
que esta tiene en la salud de los colindantes, hay que recordar que la zona
central asturiana encabeza el ranking de zonas contaminadas por partículas de
España en los últimos años.
Esta peligrosa practica de incinerar residuos en una
cementera, que esta preparada para hacer clinker para cemento, no destruir
residuos, esta muy cuestionada en toda España, donde se están revocando la
autorización para quemar residuos ante la presión ciudadana por la
contaminación asociada que genera en la zona de la cementera.
Volvemos a reiterar nuestra oposición al uso de algunos
residuos como combustible como el caso de los residuos pesados de fragmentación
de vehículos y los neumáticos, no lo podemos aceptar por la contaminación que
se genera en ese proceso y que toda ella se va quedar en el proceso del
clinker.
Hay que recordar que la combustión de estos residuos
especiales genera productos contaminantes,
alguno muy perjudiciales para la
salud humana; Metales Pesados, Xileno,
Hollín, Benceno, Fenoles, Óxidos
de plomo, Tolueno. Se generará unas
emisiones significativas (desde la perspectiva de salud y medioambiental) de
PAH (hidrocarburos aromáticos policíclicos) y de Benceno con demostrados efectos
cancerígenos ambos, y probables alteradores endocrinos. Son elementos muy
volátiles por lo que escapan con facilidad a las técnicas de filtrado de gases.
Dado que pueden ocasionar perdida de salud también a bajas dosis, así como su
presencia ubicua en alimentos y suelos, representan un serio problema de salud
pública.
Un segundo grupo de contaminantes emitidos se centra en las
micro partículas y los óxidos de plomo y de zinc. Si bien estos metales son
elementos poco volátiles, con la presencia de cloro en el horno se pueden
generar cloruros de plomo y de zinc, sustancias estas más volátiles y por tanto
con una presencia significativa en las emisiones. Además para el caso del plomo
se acepta como demostrada su acción como disruptor endocrino, por lo que dada
su extrema ubicuidad en el medio, habríamos de partir de que no existen límites
seguros. Respecto del zinc además de su afectación a la salud, su mayor riesgo
en procesos de combustión con presencia de cloro es que actúa como catalizador
en la generación de dioxinas.
Esta demostrado que
en los procesos de combustión se generan dioxinas, pudiéndose incrementar esta
generación con la incineración o coincineración de residuos. En cuanto a la
dispersión de la contaminación, por su gravedad destaca también la que se va a
realizar mediante el propio cemento fabricado, Este cemento contaminado no
tendrá control ninguno en cuanto a su utilización, manejo y dispersión, sino en
la salud de los trabajadores que lo manipulen y en el agravamiento de la futura
gestión de los residuos generados en el sector de la construcción.
La destrucción térmica de los residuos es la peor forma de
gestionar los residuos por su fuerte impacto ambiental asociado, y por la
destrucción de materias primas que no pueden ser recuperadas ni recicladas en
otros procesos. Las presiones que están haciendo las cementeras para conseguir
gestionar los residuos como combustible no solo significan un riesgo para los
colindantes y el medio ambiente, sino una perdida de calidad cierta del cemento
fabricado.
No podemos aceptar que una planta de producción de cemento
que ya tiene graves problemas ambientales en su proceso y que ha duplicado su
tamaño se convierta en una planta de
tratamiento de residuos industriales con los riesgos que suponen para los
colindantes estos materiales y sus tratamientos, todo para abaratar costes a
cuenta de la salud de los colindantes. Asturias tiene que mirar lo que ha
sucedido en otros lugares y en otros lugares para pensar en que aquí estamos
tragando lo que no quieren en otros lados.
Coordinadora Ecoloxista d’Asturies
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