¿QUE HA CAMBIADO?

Bueno, ya me diréis que ha cambiado. Zapatero nos dejo con el culo pelado. Ahora, para satisfacer a Rajoy, tendremos que poner más vaselina. Si es que son insaciables.
¿Qué ha cambiado? Si es, que algo cambió, claro está.
El paro sigue aumentando, lo dice Rajoy, dijeron que los impuestos que no subirían. Ya han subido. Las pensiones recibieron su limosna, pero a cambio de que, el resto de las ayudas sociales sufran un tremendo descalabro.
Leyes que nos colocaban como un país a la cabeza del bienestar social, están siendo amenazadas, algunas ya derogadas. Se dieron prisa. El poder de la Iglesia es infinito.
Jueces, juzgados por buscar el final de las cosas.
Jueces en el banquillo por perseguir a los corruptos repugnantes que tanto proliferan es ente país.
Y la estrella del momento. La “Reforma Laboral”. Hasta el forro estoy de oír y ver como la exhiben y vociferan machaconamente para lograr la sumisión absoluta de los pocos que hoy tiene la fortuna de poder seguir trabajando. ¿Hasta cuando? Los otros, los millones de parados, ya solo les queda suplicar, pues, ya han conseguido ponerles de rodillas.
Yo mismo, trabajador pasivo, me asalta la duda de ser uno de los causantes de esta puta crisis, yo, y todos aquellos que, junto conmigo hace años hicimos que en este país fuese se pudiese disfrutar medianamente bien de los beneficios que el trabajo ganado a pulso nos reportaba.
Hoy las alimañas esperan agazapadas rodeadas de su dinero y su poder, todo bien protegido.
Se frotan sus sucias manos, porque ni dios les incomoda, al contrario, esperan poder empezar a repartir salmos y primicias. Cuentan con el apoyo de unos políticos indecentes que viven como dios en la carrera de San Jerónimo, felices con sus prebendas.
No quiero ser pesado, así que, para ilustración de esta puerca situación, contaré una anécdota de mi mocedad que nunca fui capaz de olvidar.
Hace tiempo, cuando mi compañero y yo, regalamos forzosamente dos años de nuestra juventud a la gloriosa patria, hasta los “güevos” de guardias, de instrucción de nulos permisos, y de tragar cuartel, pillamos después de mucho rogar, un pase de pernocta. Vamos, de fin de semana.
Los dos, sin un duro ni en el tabardo, ni en el petate.
Autostop. Un cochazo, para aquellos años y un viaje un poco largo.
Todo un señor al volante, traje, corbata y entre cincuenta a sesenta. Nos espera una larga conversación. De donde sois. Os gusta el ejército. Donde trabajabais antes de la mili. Cómo lo pasáis en el cuartel. Como os tratan los militares. Y después que haréis…Etc.etc
Yo, todavía hoy no se, que conclusiones sacaría este cabroncete, pues casi al final del viaje sin ningún recato dice el hijo de la gran puta:
-¿Sabéis soldaditos¿ lo que hay que hacer en este país, es joder a esos putos trabajadores que protestan por todo. Que trabajen más, día y noche, y que no estén siempre arrastrándose y suplicando mas pesetas, mas dinero, ya tienen bastante, demasiado
-Trabajar, trabajar y trabajar – Continúa diciendo, el cerdo con tirantes- es lo que tienen que hacer, y así, como no tendrán mucho tiempo para sus mujeres, las que estén buenas nos las jodemos nosotros.
Afortunadamente, hasta allí nos había llevado. Nos rascamos los bolsillos, y subimos al último tren que nos llevaría a casa, sin decir una palabra.
Por desgracia en este país, sigue habiendo demasiados hijos de puta.
Acabo de enterarme de la condena a Garzón ¡¡ indecentes!!
-¿Ha cambiado algo¿
Enrique González un vecino de Carreño
*La historia es real. No es inventada.