Espero que, al menos, los niños que hayan salido con la
huchita hayan ido con el consentimiento de sus padres.
Y les recuerdo a los de las sayas, que si quieren ayudar a
los necesitados me parece perfecto, pero que dejen de mandar a los niños a
pedir por las calles. Que vendan esa mierda llamada Vaticano que con ese dinero
quitan el hambre y las necesidades del mundo para un montón de años.
POR SUPUESTO QUE VAN CON EL CONSENTIMIENTO DE SUS PADRES. POR FAVOR SEA USTED UN POCO MAS PRUDENTE
ResponderEliminarSi le parece poca la prudencia que he tenido no se qué pensará cuando sepa la patada en la espinilla (era muy pequeña, no le llegaba a los huevos) que le metí al párroco de la Basílica de Begoña cuando nos puso la hucha en la mano y nos lanzó a pedir en nombre de los fartones de las sayas cuando el SINVERGÜENZA de el tenía un anillo tan gordo que hasta le impedía atarse la bragueta. Pero esos niños que necesitaban nuestra ayuda se llevaron mis reyes y los de mi hermano muchos años. Y tan felices los dos.
EliminarEsa es la forma de educar a un niño. Ayudar a quien lo necesita y dar UNA PATADA EN LAS PELOTAS A LOS SINVERGÜENZAS.
Muy abuelo era muy sabio.