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Para Lovelock
Tampoco era mi intención ofender. Quizá me calentó el hecho de que, cuando se recibió el 2 comentario de Lovelock, estaba terminando la traducción de un vídeo para la Agencia Europea de Medioambiente, uno de mis clientes fundamentales, y cuyos informes he leído y conozco bien. Razón por la cual me hace gracia, Lovelock, que pidas a la gente que se informe bien, más allá de los titulares de los periódicos, porque según dices hay mucha manipulación. A mi me parece, más bien, que eres tú el que se queda en los títulares de los periódicos, leídos sin salir de la huerta de ciruelas.
Acababa de estar hablando personalmente, durante 20 minutos, con Uri Sutter, jefe del equipo de rescate en el glaciar Glaetschl, al que está viendo desaparecer con sus propios ojos; y con él su forma de vida, y la de la comarca suiza que depende de los turistas que dependen del glaciar. Sutter me hablaba quemado; yo estaba quemado por la noticia que publica hoy El Comercio, describiendo cómo la Alcaldía de Carreño se dobla de rodillas ante Masaveu.
Mas importante, Lovelock, que los informes de la AEMA (Agencia Europea de Medio Ambiente), más importantes que libros especializadas, son textos como el que publica aquí hoy Candásdenuncia. El Comentario es un excelente lugar para leer entre líneas -quizá la única lectura que vale la pena - y sí me expresé con dureza fue porque este problema despierta una fibra muy sensible en mí, pero no era mi intención en absoluto disuadir a Lovelock de participar aquí. Al contrario, me parece que hacemos falta muchos aquí, cuantos más mejor. Frente a la imagen rosa y en color pastel que se quiere imponer de Asturias, casi todos los contertulios de este foro saben introducir un buen puñado de matizaciones. Siento mucho que quizá mi tono haya incitado a Lovelock a presentar una especie de despedida, me disculpo por ello, y espero que no sea así.
En fin, en mi modesta opinión tampoco es de recibo que alguien venga aquí, suelte un rollo y luego se vaya.
Si por algo las personas se toman la molestia de escribir es para comunicar.
Expresar nuestro malestar es una forma indirecta de expresar nuestra necesidad de comunicación.
¿Cómo responder, por ejemplo, a la invocación que lanza hoy Candásdenuncia, denunciando la debilidad de todo un Concejo frente a una sola personalidad? Soy de Carreño, lo entiendo perfectamente. Van llevar por delante un buen pedazu de mi. ¿Cómo no lo voy a entender?
¿Qué responder a la invocación de Juan Vega, ayer, cuando pedía una rebelión para salvar un Patrimonio Histórico, nuestru, de todos, que se están llevando por delante ante nuestras narices?
¿Qué responder a los vecinos de Celorio y de Llanes en un día literalmente de mierda, posterior al dia en que se les comunica que se va a hormigonar tal vez la playa más hermosa de Europa, una playa de todos?
Día tras día se lanzan desde El Comentario multitud de invocaciones. Parecen que cada una se eleva a solas hacia el cielo y estalla en privado, pero quizá algún día haya alguna forma de encontrar un hilo conductor que permita hacer algo o cambiar algo. En una democracia, esa posibilidad se hace esperar, hay que esperar cuatro años. Y muchas veces, el tren de esa oportunidad pasa, y nos deja a solas, desolados, en el andén.
Pero cada palabra es un pequeño acto de resistencia, y mientras resistamos estamos vivos: no ocurrirá del todo lo que presagiaba el estupendo texto que colgó esta mañana Asturias LLibre, parafraseando el argumento de "Las Correcciones", la novela de Jonathan Frantzen. En la novela de Frantzen, el país en venta es Lituania; ese país de un millón de habitantes, del que habla Asturias Llibre, ya sabemos cual es. Mientras haya por lo menos palabras de resistencia, no se habrá vendido todo, absolutamente todo.
Siento, pues, Lovelock, que me haya interpretado así, y le reitero mis disculpas.
Ninguna de esas palabras de resistencia llegará sin embargo a oídos de Zapatero, perdido allá en Britonia, entre las salmodias y los aires peregrinos del Camino de Santiago, y como más pallá, pa Galicia, que pacá, pa Asturias. Pero al fin y al cabo son los gallegos los que se trabajaron a Britonia, los que miman su historia, y los que dieron a Alvaro Cunqueiro. En Asturias se pasa mucho de esas cosas, y así nos va.
Buenas noches.
Ecología, Ramón 24/08/2007 00:51h