Y es que es muy dura la vida de un político. Tanto que se tardan más de 4 meses en rellenar un papelito. Pero no porque ellos no quieran trabajar, noooooooooo, no seáis malones y penséis eso. Es que un papelito tiene su historia. Primero hay que esperar que crezca el árbol, luego hay que talarlo, hacer la pasta de papel, manipularla hasta darle la forma de folio, almacenarlos, distribuirlos, etc., etc., etc. y luego encontrar a alguien que quiera tomarse la molestia de escribir en ella el puñetero permiso.
Como veis, la última etapa de ese triste folio... es la más dura y la más laaaaaaaaaarga.
Pregunta ¿nos estáis tomando el pelo?.
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