¡¡Redios!! en este concejo hasta los Arcángeles mienten

Cuando un escritor como Pérez Reverte -que me encanta- utiliza por ejemplo expresiones como: “soplapollas,” “chupacirios,” “soplagaitas,” “putiferios de sanguijuelas,” adjetivos de su interminable repertorio con los que muchas veces describe de forma magistral a determinadas personas públicas, y algunas instituciones ¡Me encanta joder!. Pero a la vez envidio a este cabronazo deslenguado.

Si un cantamañanas como yo ignorante y cenutrio como pocos, dejo en algún momento  que se caliente mi sesera y me lanzo  a la vorágine de escribir esos maravillosos adjetivos que me enseña Reverte y que para mí son tabúes pues las teclas de mi ordenador me gritan: ¡Cuidado chaval que no eres miembro de la RAE como Reverte! Pues claro, un tonto como yo los escribe sin pensar que corro el peligro inminente, de que mis huesos no  duren más que un trozo de hielo en un  “whisky on the rocks.”  Cientos de sedientos parroquianos no vacilarían ni un segundo, en echarse ese trago al coleto cantando La Marsellesa, ávidos por ver mi cabeza rodar bajo la guillotina.

Pero como se puede probar que mintió descaradamente con nocturnidad y alevosía, pues cientos de indignados ciudadanos leyeron sus declaraciones, y también el propietario de la finca donde se asienta  el Torreón de Yabio  que automáticamente le corrigió, pues sin más miramientos e historias, ahí te van algunos de mi repertorio: ¡Gabriel tienes que dimitir por mentiroso, por incompetente, por mindundi, por bocachancla, por abrazafarolas por.. ! ¡Uf! quedan muchos, pero que conste, que no pretendo que los tomes como un insulto hacia tu persona la cual respeto profundamente, pero tienes que entender que si para pintar un cuadro se necesita pintura, para hacer una descripción de un aprendiz de político se necesitan miles de letras que formen cientos de adjetivos ¿Entiendes porqué envidio a ese sinvergüenza de Reverte que, puede escribir donde quiera, como quiera, y cuando le sale de las pelotas?

No tengo más remedio que decirte que, tu presencia en “ese bebedero de patos” -conociendo a Reverte casi seguro que hubiese escrito “pesebre de gorrinos”- es un insulto para cientos de ciudadanos que, como yo, estábamos felices cuando no abrías la boca, por cierto una de tus excelentes cualidades. Hasta ahora lo venias haciendo de puta madre, calladito para no molestar, y de pronto vas y lo jodes. ¡Joder tío, qué bruto eres!

Supongo, que tu piadosa mentira por salvar tu culo y el de tu jefa ya estará limpia y perdonada. Me saltaron las lágrimas cuando te he visto en la foto de la prensa, fervorosamente recogido y devoto en los bancos de “las autoridades” en la tradicional misa por los marineros. Si confesaste tu mentira, Dios por medio del cura te perdonará el pecado, pero yo, y mogollón de ciudadanos sabemos que ni Dios en su divina y sagrada omnipotencia, ni con lejía, podrá borrar la vergüenza de tu maliciosa mentira.

Parece ser que en este puto concejo hasta los Arcángeles mienten ¡Gabriel, como penitencia reza tres aves Marías (ya ves que poco)  y pide perdón públicamente (esto sí que es demasiado) de  lo contrario arderás en el fuego del olvido eterno.

¡¡No!! Mejor dimite, sería lo más adecuado.

Enrique González