ERA MEDIANOCHE EN ARCELOR

Nunca supe cómo se llamaba realmente aquel hombre. Creo que le decían “Cardoso” o algo así. Vestía un mono azul, polvoriento y conducía un viejo tractor John Deere, siempre con el remolque enganchado. Era moreno, espigado, ágil y no muy hablador. Calculo que rondaría la cuarentena larga. Paraba en el bar, saludaba, consumía y seguía a sus asuntos.

Pero lo que realmente me llamaba la atención no era el tipo en sí, sino su casa. Una gruesa capa de polvo blanco cubría permanentemente su tejado, como una especie de Navidad macabra.

Pasé una larga temporada sin verlo y luego me enteré que un cáncer de pulmón lo había dejado listo de papeles. Así, fulminante. Nada de “vamos a operar” o “vamos a hacer una quimio”, sino más bien “despídete de la familia y dile al enterrador que no se vaya muy lejos”. Curioso…tengo entendido que no era fumador.

Una carretera separaba su casa de las vallas de ARCELOR. Chimeneas, campas de graneles sin ningún tipo de contención y una vía de tren industrial, eran el horizonte que veía aquel hombre cada mañana, cuando se levantaba a atender su pequeña ganadería.

Me pregunto cuántos “Cardosos” habrá en Asturias. Silenciados, olvidados y nunca investigados. No hay titulares, ni telediarios, ni ningún Dominique Lapierre escribirá nunca un best seller al respecto.

UNION CARBIDE estableció, allá por años 80, una planta de insecticida para productos agrarios (LADUPON tiene una planta de fungicidas en Tamón). Aquello supuso un número importante de puestos de trabajo estable. Luego vino la crisis y comenzaron los recortes. Los primeros en seguridad. La noche del 2 al 3 de diciembre de 1984 se produjo el accidente. Tuberías corroídas por falta de mantenimiento liberaron a la atmósfera cuarenta mil toneladas de isocianato de metilo, fosgeno, que también lo fabrica LADUPON en Carreño, y ácido cianhídrico (el cianuro que los malos usan en las pelis de James Bond). Los sistemas de refrigeración y los filtros de liberación de gases al aire no funcionaron. Básicamente porque habían sido desconectados para ahorrar costes.

Resultado: Entre veinte mil y treinta mil muertos…

En 1992, la división de gases de UNION CARBIDE, pasa a llamarse PRAXAIR (¿os suena el nombre?).

La conclusión de todo esto es que tenemos en Asturias todos los ingredientes para el desastre.

Tenemos una siderúrgica que era estatal y ya no lo es (el sapo Cascos se vanagloriaba de haberla vendido). Obsoleta, cara, contaminante, poco competitiva y mamoneada por sindicalistas liberados (¿verdad, Manolo-Concejal?)

Una siderúrgica cuyos actuales directivos actúan de lacayos ante la dirección corporativa, que está en otro país y con absoluto desprecio y despotismo soviético hacia la población e instituciones locales. Es decir, que los intereses de Asturias y los asturianos les importan tres cojones.

Una siderúrgica que recibe subvenciones sin dar ninguna cuenta del uso de las mismas, que amenaza con deslocalizarse y acojona a los políticos.

Una siderúrgica donde el director de informática recibe a las visitas en vaqueros y camiseta, como si se acabara de levantar de la siesta (sí Servando, lo digo por ti).

Tenemos a los herederos de la antigua Union Carbide (PRAXAIR)

Tenemos un vecino que fabrica fosgeno (LADUPON)

Tenemos una población envejecida y una crisis estructural

Y tenemos al indio…