¡POR FINNNNNNNN!

Antes de nada mi más sincera enhorabuena a los vecinos de la calle Valdés Pumarino que al menos no tendrán que soportar el asqueroso olor que queda cuando la sidra fermenta en el suelo máxime con el calor y huele que echa para atrás.

Y también al resto de vecinos que habéis conseguido no tener que vivir permanentemente en el infierno de los malos olores. Y no solamente es eso, cuando alguien escancia en la calle no se da cuenta que salpica al que pidió la sidra y al que no la pidió. Un poco de limpieza no cuesta nada. Y lo que dicen algunos que después se baldea o se limpia con manguera… ¿y porqué tienen que soportar tus vecinos tamaña asquerosidad antes, durante y después?.

Lo que tenían que hacer esos hosteleros egoístas y no muy “limpios” es pensar más en los vecinos y menos en sus bolsillos. Pagar una terraza no significa tener permiso para llenarla de mierda ni llenar de mierda a los clientes.

Esta vez bien por el ayuntamiento y esa necesaria norma. La limpieza en cualquier sitio es fundamental. Más si cabe en el verano con el calor y cuando hablamos de tirar sidra al suelo porque, no solo es lo que salpica si no lo que se tira del vaso. Esto último es ya de multa y gorda. Lo mismo que tirar una colilla, un papel o un chicle.

Una costumbre sucia y que molesta a los demás así que, bienvenida sea esa norma.

Noticia de pago.

Candás limita el escanciado en la calle

Las quejas vecinales por el olor que deja la sidra obligan a los hosteleros a echar la bebida dentro de los locales o usando el recipiente llamado "nomechisques"