Ayer traía la prensa las quejas vecinales por el vertedero organizado por el ayuntamiento en el barrio de Piñeres, pero, según leemos hoy en la prensa, no se trata solo del vertedero si no también de la seguridad de las viviendas situadas en las inmediaciones que temen que un argayo se les venga encima, dada la inestabilidad del terreno que se ve agravada por el paso de camiones pesados.
Pero lo más curioso del asunto es que el ayuntamiento ya tenía conocimiento de ello y no ha hecho puñetero caso. La política de "culos sentados" hasta que ocurra una desgracia. Y cuando eso suceda pasarán al estribillo "pío, pío que yo no he sido".
Y todo, según dicen, por falta de dinero. Por lo visto para ellos fue más importante destrozar una plaza, como destrozaron la Baragaña, que la seguridad de los vecinos.
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