Crónica de la concentración de hoy de Albo

He salido de casa a las 12 con mi madre porque quería comprar un recuerdo de Candás para llevarse a Bilbao. A las 12,45 le he dicho: amá (mamá en euskera) vamos para Albo. Hemos llegado y no había nadie pero poco a poco han ido llegando los vecinos. Nos hemos reunido más o menos los mismos del pasado lunes pero hoy ha habido una excepción, estaba el alcalde y junto a él concejales del PP. El resto creo que éramos los mismos.
A las 13,05 he sentido la necesidad de abandonar la concentración y recorrer Candás para tratar de leer en las caras de los que no estaban, el porqué no estaban. La vida seguía en nuestras calles como si nada aconteciera en la calle Carlos Albo y su entorno. No he conseguido leer nada en las caras de quienes han pasado de esa concentración. Por lo visto la fiesta no iba con ellos. Creí que el problema de Albo era de todos, de todo Candás pero, la evidencia me ha dicho lo contrario.
He llegado al portal de mi casa sobre las 2. Cuando metía la llave en la cerradura del portal mi madre me ha preguntado ¿qué te pasa, estás llorando?. Le he contestado un lacónico SI. No ha hecho falta que le explique porqué.
Hoy algo se me ha partido dentro y es el sentimiento de que cada cadasín estamos solos. Abandonados a nuestra suerte.
Las calles de Candás vivían un día normal mientras los trabajadores de Albo luchaban por sobrevivir.
Esta ha sido mi mañana. Mi particular mañana. Sigo siendo una estúpida por esperar más de los vecinos de este pueblo. Por esperar que arropen con su presencia a quienes se lo están pasando realmente mal.