Qué más da que los vecinos se estén muriendo de cáncer si a
ellos los vecinos no les preocupan en absoluto. Y no digamos nada a la otra
banda, a la banda del trinque de Oviedo.
Yo sigo rezando para que semejantes especimenes mueran de la
forma más dolorosa posible y probando su propia medicina. En ese momento
brindaré con champán.
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