Por aquella época conocí a Pituffo Lastratto, sonriente y
bronceado como si acabara de llegar del Caribe. Causaba furor en los comités de
la FECAL (Federación de Caciques y Ladrones). Cámaras del Trinque, fundaciones,
subvenciones por aquí, comisiones por allá, adjudicaciones a dedo por acullá...
Y sobre todo premios. Premios otorgados por y para sí mismos: Demagogo del Mes,
Fartón de Año, Hacedor de Componendas del Siglo.... Se vestían de gala, acudía
la prensa y todos posaban, risueños ante la placa de tamaño reconocimiento.
Lastratto controlaba los asuntos medioambientales. Era un
tipo simpático. Te daba su número de teléfono (nunca contestaba), mostraba gran
interés y preocupación por el bienestar de cuantos le seguían, repartía
palmaditas, besos y abrazos, y también tomaba notas minuciosamente en una
libreta, que al final del día acababa en la basura. Por eso, en cada reunión,
la libreta lucía siempre impecable. Porque era nueva. Lastratto reportaba a
Xavi ElMudu, del que, no diremos gran cosa, porque no era más que un mojón
timorato.
Me estrechó la mano, grandilocuente, como un íntimo amigo al
que hacía tiempo no veía. Parecía sincero, si no fuera por el pequeño detalle
de que en la puta vida me había visto antes.
Manolone Nociollo (se pronuncia Nocholo), cacique local, me
había conseguido un trabajo de chico de los recados con la familia de los
Arcelone, que controlaban el negocio del acero.
El acero era caro de producir en comparación con China, pero
con los “ajustes” adecuados se podía reducir considerablemente el coste. El
plan era simple: se suprimían todo aquello que perjudicara la producción, como,
por ejemplo, los controles medioambientales, el lavado y filtrado de gases y la
gestión de residuos.
Como yo era un chico callado y diligente, pronto me
encomendaron tareas más importantes con los Arcelone. Así, conocí un ecosistema
paralelo y ajeno al mundo en el que tú, intrépido lector, habitas y sin embargo
financias, vaya que si lo financias…
Se llamaban entre sí “La Buena Gente”. Gente emprendedora,
activa y comprometida…Pero, comprometida con qué, pensará el honrado
contribuyente. Pues con qué va a ser, con la pasta con la que usted
forzosamente contribuye.
No había una estructura piramidal concreta, sino que era más
bien una especie de nodos interconectados. Nunca llegué a conocer al gran capo
de los Arcelone que, según decían, vivía en el extranjero. Sus funciones las
desempeñaba un hombre enjuto y taimado, con pinta de funcionario gris: Osvaldini,
que procuraba pasar siempre desapercibido.
La Donna Oronda controlaba los pueblos de alrededor de las
fábricas. Su discurso era de una simpleza tan elemental que encandilaba al
populacho. Todo en ella era redondo, pero sin simetría esférica, sino más bien
un conjunto de curvas mal entrelazadas. Como una carretera diseñada por
romanos, asfaltada por godos y recalificada por moros. Su boca pequeña y nariz
afilada le daban un aspecto gallináceo. Era como una pularda gigante envuelta
en abrigo de pieles. Pero era Manolone Nociollo, su mano derecha y, al mismo
tiempo, confidente y esbirro de Pituffo Lastratto, quien movía los hilos.
Nociollo había sido un destacado sindicalista en el clan de
los Arcelone. Siempre atento a abortar conatos de huelga y a delatar, dividir y
traicionar a sus compañeros. Básicamente seguía haciendo lo mismo, pero ahora
su rol era de “Apaciguador de Proximidad”. Acudía a las juntas locales de
vecinos, prometía favores, confabulaba, instigaba intrigas y fomentaba los
enfrentamientos entre particulares.
El siguiente en la trama era Gabo Carretillo, pequeñajo y
paticorto. Faltón, desafiante, bravucón de chigre, de verbo soez e intelecto
bajuno. Aunque, en realidad, no tenía ni media hostia. Gabo era el encargado de
desacreditar por cualquier medio a la oposición.
La otra familia que controlaba el cotarro medioambiental la
encabezaba el Rey de la Basura, también conocido como el Banco Jones. Untaba a
todo dios a base de sobres, sobrecostes y adjudicaciones y siempre repetía la
misma coletilla: “Manda cojones, se piensan que soy un banco”. De ahí el
sobrenombre. Era un tipo siniestro que se mantenía con mano férrea en el cargo
desde hacía más de 30 años, a base de cultivar el arte del soborno y la
corrupción al por mayor, al por menor y al detalle.
Pituffo Lastratto era el enlace entre ambas familias y
procuraba mantener una “entente cordiale” para no generar fricciones. En
teoría, también era el defensor de la salud de los ciudadanos ante las grandes
industrias, pero había delegado esa función a la Oficina del Maestro Armero.
La vida nos sonreía a los miembros del Club de la Buena
Gente. Cenas gratis en el reservado de restaurantes de lujo, viajes, préstamos
que no se devolvían nunca. Bastaba una llamada para obtener aquel permiso de
obra que tanto tardaba. Una multa que de repente desaparecía, un piso de
protección oficial al que optabas con prioridad y luego lo vendías a precio de
mercado.
Sin embargo, aquella nube tóxica cambió mi destino para
siempre. Vertidos en horas nocturnas, explosiones, gases altamente
contaminantes…Todo ello se sucedía sin problemas ante las continuas protestas y
desesperación de los vecinos.
Sin embargo, aquella nube fue diferente. Quiso el azar climatológico
llevar la puñetera nube hasta Inglaterra. Su Graciosa Majestad montó un cirio
de tres pares de cojones. Amenazó con invadirnos enviando a la XVII División de
la Real Chusma Borrachuza Británica a confiscarnos toda la sidra y luego
vomitar, orinar y cagar delante de la Consejería y también con bloquearnos el
lucrativo comercio de las llaves inglesas.
Pituffo Lastratto, estaba agarrado por los huevos. En una
hipotética pugna entre él y Arcelone, con sus amenazas de deslocalización, se
podía ir dando por bien jodido.
A través de un lacónico comunicado aderezado con toda clase
de gráficos, expertos y documentos, Osvalidini se desmarcó del asunto,
argumentando que esa nube pudo haber venido de cualquier parte. Que el aire es
libre, el cielo es la casa de Dios y si el grajo vuela bajo, hace un frío del
carajo. En fin, una sarta de babayadas impresionante. Pero oye, coló.
Hacía falta un chivo expiatorio para salvar el culo de
Pituffo…y pronto.
Fiel a su esencia, Manolone Nociollo era el elemento
adecuado para ejecutar tan sucia tarea y el azar, junto con el rencor por
alguna afrenta no satisfecha, me trajo el soplo de que yo mismo podría ser un
buen candidato a chivo cabruno.
Cuando la corrupción se generaliza y se prolonga en el
tiempo, se vuelve rutina y es por ello que desaparece la cautela en los
corruptos. Canté y documenté todo lo que sabía a la prensa, pues, aunque yo
también vivía inmerso en la corrupción, soy de naturaleza discreta y acostumbro
a guardar bien la ropa antes de darme un baño refrescante.
Hubo juicio, multa, destituciones, una diplomática bajada de
pantalones, una partida de sidra gratis y un viaje a Benidorm para los guiris
ofendidos. (a costa de los presupuestos regionales), claro está.
A mí me echaron del trabajo.
Ahora tengo que hacer cola en el supermercado y pagar los
préstamos al banco. Si quiero ir al dentista, tengo que pedir cita. He vuelto a vivir en casa de mis padres, soy
mileurista y mi vida es gris y monótona. Soy un currelas cualquiera, un
tiñalpa, un pringao, un bobera al que ya nadie importa lo que piensa. En fin,
un don-nadie…
M'escojono.
ResponderEliminarMuy bueno Milano nunca vi tantas verdades juntas.
ResponderEliminarBuenisimo!!!!
ResponderEliminarEs un escaner perfecto del actual sistema,imposible mejorar la descripción.No tengo palabras Milano.
ResponderEliminarOlé,olé y olé y viva la madre que te parió.
ResponderEliminarBuenísimo MILANO.
ResponderEliminarMilano, hay que date el Nobel, está calcao tal cual es. Cualquier parecido con la realidad es la puta verdad.
ResponderEliminarEste Milano de donde coño saca tanta información?.Mode dices que ye cura?.Igual al confesar se entera de todo,este tipo ye genial,toy empezando a mirar a los curas de otra manera.
ResponderEliminarCura y de sotana y alzacuellos. No de los "modernos" pues ya peina canas.
EliminarEs al único cura al que respeto porque tiene una mala hostia que mete miedo.
Milanu, menuda película podíamos montar con ese guión. Yo por ver a la pita oronda pagaría lo que fuera, jajaja
ResponderEliminarSi, la version asturiana de Los Santos Inocentes pero aun mas dramatica porque aqui los santos les regalamos el cortijo a los señoritos.
EliminarNi Clarín describía asi a la sociedad de su época.Un genio Milano. Hoy habrán leído esto unas cuantas veces.
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ResponderEliminarHola Milano, aunque tarde leí tu cometario y solo puedo decirte que: ¡¡genial amigo ¡! Es un doble placer leerte. Uno, porque tus escritos ni aburren ni cansan, (cosa que ya empiezan a hacer los míos) y dos porque me imagino los efectos que en esa chusma tienen que causar y solo con pensarlo ya entretiene y uno se siente bien.
Sigue así amigo. Quizás con ello influyas para que este ayuntamiento tenga pronto la corporación que se merece.
Un cordial saludo
Trasgu Enfadau
Advierto, los insultos van a la papelera sin terminar de leer la primera línea.
ResponderEliminarPues yo creo que deberías ponerlos. Si a alguien le jode esta historia es porque se siente aludido o vive de a costa de ello.
EliminarY los aludidos, que se jodan. Desempeñan cargos públicos, y bastante mal, por cierto.
Los rebuznos de borrachos no se van a publicar en este blog. Para eso ya tienen InfoCarreño.
EliminarTambien creo que debes ponerlos.
EliminarEs una forma mas de descubrir LA TALLA BAJUNA de esa gente.
No creo que a estas alturas nadie necesite pruebas de que en este pueblo vive una banda de HIJOS DE PUTA. Prefiero que viertan su mierda en este blog a que arreen a sus parejas o hijos.
EliminarTeneis un problema grave en este concejo debido al paro y a la ingente cantidad de alcohol que se consume pero, es un problema vuestro y ahi no voy a entrar.
Voy a poner moderación severa y esos comentarios irán directamente a la carpeta spam sin ni siquiera pasar por moderación.
Es una herramienta que proporciona blogger y voy a utilizarla.
Milano parece que equivocó su carrera.Cuántas verdades y que bien escritas, sencillamente es GENIAL.
ResponderEliminarAlgunos curas merecen la pena. Milano es uno de ellos. Sí, es un tipo genial.
Eliminar¿Pero Milano vive en Tamon o en la Casa Sacerdotal para curas retirados atendido por juapas monjitas latinas?
Eliminar¿En Tamón? jajajajaja. Milano vive en SU CASA que está en Asturias pero NO en Carreño.
EliminarLas pingos esas déjalas para los jubilados necesitados de Candás.
Pues se comenta por ahí que no es cura ni nada. Ahora dicen que es un paisano del Montico. Uno al que llaman Bujía
ResponderEliminarJajajajajajaja. Mejor le llamáis carburador, jajajajajaja.
EliminarA ver, con mucho pelo y blanco. De unos 65/70 años, bajito y delgadito y cura, pero cura, cura, cura.
¡Pero si ha estado comiendo en mi casa! jajajajajajajaja.
Joder, esa es la descripción de Bujía!!, aunque creo que tiene más de 70 años. Además se parece al papa Benedicto
ResponderEliminarPues no, no es el. Milano se parece a Juan Pablo I, lleva sus mismas gafas. Además, la alcaldona le conoce bien porque le dió clases de catecismo. Preguntarle a ella.
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